Subido el junio 14, 2021
y redactado por Camila Rojas
Hay series que nos marcan por completo, porque las vemos en un momento muy especial de nuestras vidas. Serán mejores o peores, pero lo que es incuestionable es que se mantienen en nuestro recuerdo, ya que en muchos casos nos acompañan en periodos importantísimos como la infancia, la adolescencia o la juventud. Seguro que si haces un poco de memoria no te costará nada recordar aquellas series de dibujos que veías cuando eras chico. Y cuando creciste un poco, las comedias de situación que marcaron por completo tu vida y te hicieron entender mejor tu mundo. Algunas, como Friends o Cómo Conocí a Vuestra Madre, estaban destinadas a un público joven adulto. Sin embargo, también encontramos como The Fresh Prince of Bel-Air, The Middle o Sabrina: Cosas de Brujas, que se enfocaban también en la etapa adolescente, sirviendo como reflejo para todos aquellos que estaban pasando por esos problemas. Más adelante, por supuesot, llegaría Frankie Muniz.
Bien es cierto que la mayoría de estas series, al ser norteamericanas, reflejaban una vida diferente a la que podemos tener acá en Chile, o prácticamente en el resto del mundo. Pero sirvieron también como inoculador cultural para que nuestros jóvenes fueran cogiendo también ideas del país norteamericano y las trasladaran a su realidad. Esto ha pasado con Halloween en los últimos años, por ejemplo. Hay series sobre adolescentes muy divertidas, otras más dramáticas, y otras que intentaban combinar ambos géneros para resultar más completas.
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Subido el septiembre 25, 2020
y redactado por Camila Rojas
Estamos viviendo una época en la que la originalidad brilla por su ausencia en muchos productos culturales, especialmente el cine y la televisión. Hollywood se ha convertido en una máquina de hacer dinero a la que solo le interesan los beneficios y apostar sobre seguro por proyectos que ya tienen cierta fama. Desde remakes de películas de culto que triunfaron hace décadas hasta libros y sagas literarias con millones de seguidores en todo el mundo, que pasan a la gran o a la pequeña pantalla con la seguridad de atraer ya a ese público de base. Atrás quedan los directores que apuestan por historias originales, propias, que no están basadas en ningún libro y que no tienen ningún soporte anterior al que agarrarse. Parece que este tipo de películas cada vez son menos habituales y solo hay que mirar la taquilla para comprobarlo.
La nostalgia vende y desde luego que lo podemos corroborar con todas esas reediciones y remakes que está habiendo de películas míticas. La propia Disney está llevando eso a un nuevo nivel, rodando películas en acción real versionando sus antiguos clásicos de dibujos. Se llama a los que ya vieron esas películas en su infancia, para que ahora lleven a sus hijos al cine para disfrutar de esa misma experiencia. No es algo malo per se pero sí que es cierto que es un recurso muy facilón y que ya cansa bastante. Por fortuna, todavía hay remakes que sí que son dignos de elogio porque no se pasan con la nostalgia y utilizan las películas como buen punto de partida para contarnos una historia nueva, original y diferente. Uno de los mejores ejemplos de ello es la serie Cobra Kai.
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