¿Cómo se rueda una escena porno?

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Dos actores que apenas se conocen desde hace unos días están rodando una escena de gran carga erótica. Al contrario que ellos, sus personajes ya tienen mucha confianza, y llevan un tiempo flirteando. Cuando el encuentro sexual finalmente se produce, se dejan llevar por esa pasión que guardaban dentro. Es una explosión de deseo que se nutre de la intensidad del momento, siempre dentro de la historia del filme. Desnudos, en un cuarto a media luz, se desnudan, se tocan y se besan como si les fuera la vida en ello. Un equipo de más de una docena de personas está controlando toda la acción tras las cámaras. Es parte de la vida de un actor: enfrentarse a este tipo de escenas incómodas e íntimas, que están tan a la orden del día. Sin embargo, ahora cuentan con una ayuda especial, la del coordinador de intimidad, un nuevo rol que ha aparecido en los últimos años.

El coordinador o coordinadora de intimidad es una figura necesaria actualmente en los rodajes para controlar este tipo de escenas y permitir que todos se sientan cómodos en ella. Especialmente desde el #MeToo, cuando muchas actrices afirmaron haberse sentido intimidades para rodar escenas de desnudos y de sexo. Es algo que se lleva comentando mucho tiempo en la industria, cómo estas escenas de cama pueden suponer un verdadero caos si no están bien preparadas. Con la presencia del coordinador de intimidad, los actores se sienten mucho más seguros, y el papel de “control” del director se acota a lo que ellos están dispuestos a hacer. El cine comercial tiene estas cosas, y no necesita mostrar explícitamente el sexo, al contrario que el porno. Sin embargo, este tipo de acuerdos tácitos ya se vienen dando en el cine para adultos desde hace mucho tiempo, aunque sin la intermediación de ninguna persona. Son los actores los que, en igualdad de condiciones, van decidiendo qué tipo de escena van a grabar, cuáles son sus límites y cómo llevar la acción de la forma más fluida. Sigue siendo cine y por tanto, hay mucho truco, pero las escenas porno son más naturales.

El sexo más explícito

Al contrario de lo que ocurre en el cine o las series comerciales, el porno sí que muestra el acto sexual completo y de manera totalmente explícita. En el guión de una película comercial normalmente se incluye una escena en la que los personajes “tienen sexo”, con todo lo que esto supone. A partir de esa simple frase, y con la ayuda del coordinador de intimidad, se va construyendo una escena que está más cerca de una coreografía que de un encuentro sexual. Los actores, por ejemplo, llevan prendas íntimas que son invisibles para la cámara, permitiendo así cubrir sus genitales, por seguridad. El porno se olvida de todo eso porque debe mostrar cada detalle de ese encuentro, así que los acuerdos entre los actores irán encaminados de otra forma. El contacto físico es imprescindible, pero cada cual elige hasta dónde se llega con las caricias, qué tipo de posturas se realizan o si habrá cachetadas o incluso golpes, siempre de mutuo acuerdo.

Una gran preparación

Aunque parezca que en la escena los actores están totalmente liberados de cualquier norma y simplemente se dejan llevar por el momento, lo cierto es que en el porno también hay mucha preparación. Es habitual ver en los vídeos de detrás de las escenas cómo los actores y el director se reúnen antes de filmar para concretar los detalles. Si los actores se acaban de conocer, comienzan ya a meterse un poco en el papel, y se cortejan sabiendo que van a tener sexo dentro de poco. Mientras el equipo de producción prepara todo a su alrededor, ellos deciden cómo va a ser la escena, con la ayuda del director. En una escena porno se suelen llevar a cabo, como mínimo, unas cuatro o cinco posturas diferentes. Esto no se puede improvisar, y cada actor debe saber qué es lo que viene a continuación para estar preparado.

La decisión de ponerse preservativo, cada vez más habitual, es también tomada previamente, incluso por contrato. Hay actrices, de hecho, que se niegan a trabajar con compañeros que no lleven protección. La preparación continúa poniendo límites a lo que se puede y no se puede hacer durante la escena. Hay producciones pornográficas bastante duras, donde los azotes son habituales. Las típicas cachetadas en la nalga, o incluso el coger a la chica del cuello, sin hacerle daño. Son cosas que ocurren en el porno, pero que siempre están consensuadas. De hecho, hay actrices especializadas en este tipo de sexo extremo, que dan vía libre a sus compañeros para que lleven a cabo estas acciones. Lo importante es que ambos lo tengan claro desde el principio y hayan podido tomar una decisión conjunta. Nada de sorpresas, nada de cosas raras en medio de la acción.

Todo está acordado desde el principio

Esto no siempre fue así. Hace décadas, el porno era una industria gobernaba por completo por los hombres, en la que se hacía y se deshacía a su antojo. No dudamos que siga siendo así a nivel de producción y demás, pero el poder que tienen las actrices en este tipo de industria es mucho mayor al que tienen las actrices comerciales. Sin ellas no habría porno, porque son el principal reclamo. Así es como consiguen ganar pequeñas batallas, años antes de que las actrices comerciales siquiera pudieran hacer sugerencias sobre este tipo de escenas. Cada producción es diferente, pero está claro que a día de hoy, ese acuerdo al que se llega entre los actores es la norma habitual para poder rodar una escena con todas las garantías.

Habrá todavía momentos en los que los actores se dejen llevar, en una situación tan especial como esta. Son profesionales, eso sí, y al final esto no deja de ser un trabajo, pero si la química funciona, puede que se le dé mucho más espacio a la improvisación. Por poner un ejemplo, cuando una chica está haciendo una felación a su compañero, es ella la que suele tomar el mando, pero en determinadas escenas toma un papel más sumiso. Por su rol dentro de la ficción, o porque el chico tenga más relevancia que ella, él toma el mando. Sin embargo, todo debe ceñirse a lo previamente hablado y acordado entre los dos, para evitar situaciones incómodas. A pesar de todo esto, muchas actrices de los 2000 y 2010 aseguran haberse sentido coaccionadas en muchas ocasiones para rodar cosas con las que no estaban muy cómodas.

Las escenas de sexo explícito en el cine comercial

El cine comercial también cuenta, en ocasiones, con escenas muy gráficas de sexo, especialmente felaciones o masturbaciones. Es algo que no se da tan a menudo, por supuesto, pero todos recordamos los casos de películas como Baise Moi o The Brown Bunny. Las actrices que participan en este tipo de escenas no son estrellas del porno, pero se atreven a rodar tomas más explícitas, porque entienden que es importante para la película. La preparación también debe ser imprescindible en este tipo de casos, ya que estamos tratando además con actores no habituados a hacerlo delante de las cámaras. Se acuerda cada postura, prácticamente cada roce o cada caricia, y así es como se consigue que la escena quede perfecta en cámara, y sea segura para todos.

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